Para gustos, ¡colores! Y nunca mejor dicho. Ante todo, hay que destacar que cualquier color sirve para pintar las paredes de tu salón, en salón de tus preferencias, gustos y estilo decorativo. Es importante tener en cuenta algunos factores como la iluminación, el espacio y cualquier otro elemento que forme parte de la estancia.
No obstante, ya sea por sus características, por las sensaciones que expresan y por sus combinaciones, hay algunos colores que han sido catalogados como los mejores colores para pintar las paredes de tu salón. Toma nota, porque en este post te lo contamos.
Blanco
No importa la estancia, el diseño o el estilo decorativo, el blanco es el color por excelencia que se lleva el primer puesto para pintar cualquier espacio. Se trata de un color que aporta mucha luminosidad y da una gran sensación de amplitud.
Además, al tratarse de un color neutro, acromático, es fácil de combinar perfectamente con cualquier color o tonalidad, dando lugar a fantásticas creaciones. También combina a la perfección con cualquier acabado de carpintería, por lo que el mobiliario o un suelo de madera le sienta bien.
Beige
Puestos a combinar, el blanco y el beige son, sin duda, la pareja perfecta. El color beige aporta calidez, delicadeza y hace que el espacio resulte más acogedor, así como luminoso. Cuando nos referimos al color beige, hacemos referencia a toda la gama color tierra, que aportan calidez, romanticismo, elegancia y confort a cualquier estancia.
Asimismo, es un color fácil de combinar con otras tonalidades, tanto frías como cálidas, por ejemplo azules y verdes, consiguiendo así interesantes combinaciones.
Gris
En nuestra lista de colores perfectos no podía faltar el gris, otro color neutro que no falla y que se adapta de maravilla a cualquier estilo. Una decoración en tonalidades grises aporta modernidad y versatilidad a la estancia.
Gracias a esta versatilidad es fácil de combinar, ya que podemos encontrarlo en tono oscuro, medio o pálido; aluminio o ceniza, con pigmentaciones azules o amarillas, etc. Sin duda, el color gris es el rey de los colores neutros.
Greige
Su origen puede apreciarse a simple vista: se trata de una combinación entre el beige y el gris. Se trata de un tono que cada vez está cogiendo más fuerza en la decoración de interiores. Se trata de un color neutro y muy elegante que tiene todo lo bueno de ambos colores.
Por un lado, la calidez del beige, y por otro, la elegancia y la modernidad del color gris. Es un color luminoso y fácil de combinar, con el que se pueden conseguir resultados asombrosos.
Verde
A simple vista, parece un color arriesgado, pero se trata de un básico que combina perfectamente con los acabados en piedra y madera. Es un color asociado a la naturaleza, a la esperanza y a la vida, por lo que solo transmite sensaciones positivas. Tonos frescos y modernos que nos permitirán crear estancias atractivas y relajantes.
Son muchas las tonalidades del color verde: oliva, pistacho, menta, carruaje, etc. Tonalidades que hacen de este color un color versátil, fácil de combinar y aportar matices cálidos a nuestra estancia. Es, sin lugar a dudas, un color muy atractivo y personal.
Azul
Si buscas frescura y sutileza, el azul es tu color. Además, al tratarse de un color frío, no quita esa sensación de espacio. Es recomendable combinarlo con maderas y fibras naturales para darle ese toque de calidez que mantenga la tranquilidad y la calma que buscamos con su uso.
Un color que presenta tonalidades intensas y muy atrevidas con las que se puede jugar: desde crear un ambiente divertido hasta conseguir una atmósfera sofisticada y elegante. Tú decides.
Rojo
Un color pasional, motivador y atrevido. Si se combina bien, puede crear espacios modernos, destacados y con mucha fuerza. Ideal para salones jóvenes, en los que se quiera establecer un ambiente juvenil y dinámico.
Además sus tonalidades, como el burdeos, el granate o el persa, son colores que se llevan utilizando desde hace siglos para decorar salones, por lo que se trata de una apuesta segura.
Como habrás podido comprobar, son muchas las opciones de las que dispones para pintar las paredes de tu salón. Ya no solo por el color base, sino por las distintas tonalidades que tiene cada color. Lo importante es analizar tu estancia, conocer su iluminación y el estilo decorativo por el que te vas a decantar. A partir de ahí, será pan comido.