Muebles suspendidos: ventajas e inconvenientes

Los muebles suspendidos se han puesto de moda en los últimos años por su diseño moderno y sus múltiples ventajas. También llamados colgantes o volados, se caracterizan por encontrarse anclados en la pared y no tener patas. Si bien se colocan principalmente en las cocinas y los baños, es cada vez más habitual verlos en otras estancias de la casa como el salón, el dormitorio o el recibidor. De hecho, su demanda ha provocado que comiencen a diseñarse incluso camas y chimeneas suspendidas.

Ventajas de los muebles suspendidos

Los muebles suspendidos presentan múltiples ventajas:

• Facilitan la limpieza: al dejar libre todo el espacio bajo el mueble, es mucho más sencillo limpiar el suelo. Los muebles que llegan hasta el suelo, aunque no dejan pasar tanta suciedad, al final van acumulando polvo bajo su estructura. Aquellos que tienen patas dificultan el barrido y el fregado, sobre todo si esas patas no son muy largas.
• Se adaptan al usuario: a la hora de colgarlos se puede elegir la altura más adecuada para cada hogar. Es decir, su colocación puede adaptarse a la mayor o menor altura de sus usuarios, facilitando el acceso a su interior. Esto es especialmente útil en la cocina, donde es importante que el área de trabajo sea muy cómoda.
• Se puede aprovechar el espacio que hay debajo: los muebles con patas o con estructuras hasta el suelo restan un espacio que puede resultar útil. Los centímetros que haya hasta el suelo se pueden aprovechar para colocar cosas como p.ej. un cesto de ropa sucia en el baño.
• Dan sensación de amplitud al recargar menos espacio, de manera que son ideales para estancias pequeñas. Si bien los muebles suspendidos ocupan un espacio similar al de un mueble con patas, la sensación visual que proyectan es mucho más ligera, porque parece que flotan en el aire.
• Diseño moderno y funcional: la mayor parte de estos muebles tienen líneas modernas y vanguardistas que aportan elegancia, sencillez y funcionalidad.
• Permiten crear configuraciones propias: muchos de los muebles suspendidos son de tipo modular (especialmente los de salón), lo que permite componer la distribución de la forma que más convenga.

Inconvenientes de los muebles suspendidos

Los muebles suspendidos también presentan algunos pequeños inconvenientes:

• Algunas paredes pueden no soportar el peso del mueble, por lo que hay que asegurarse de que serán resistentes antes de colgarlo. Además, en el caso de que haya azulejos, también hay que comprobar que estén bien colocados.
• Suelen tener menos espacio de almacenamiento: los muebles con patas o hasta el suelo aprovechan el espacio vertical y permiten guardar más cosas por su mayor altura.
• No suelen encajar en estilos rústicos o clásicos precisamente por su diseño moderno y vanguardista. Para habitaciones clásicas los muebles con patas son más acordes.

Consejos para colocar muebles suspendidos

Hoy en día muchos muebles se pueden comprar desmontados y es el cliente quien se encarga de trasladarlos, darles forma y colocarlos. Te recomendamos seguir estos pasos para colgar los muebles suspendidos:

1. Revisa las instrucciones proporcionadas por el fabricante acerca de la colocación del mueble.
2. Mide el alto y ancho del mueble así como la altura a la que quieres colocarlo y observa el tamaño y la posición de las pletinas de anclaje que lo van a sujetar. Para cada tipo de pared habrá que usar el anclaje más adecuado. Por ejemplo, en paredes de pladur es imprescindible usar tacos específicos.
3. Usa un marcador para indicar los puntos en los que se va a perforar y asegúrate de que estén nivelados usando un nivel de burbuja.
4. Taladra los puntos marcados usando la broca recomendada por el fabricante.
5. Coloca los herrajes.
6. Atornilla fuerte las pletinas de encaje para evitar que el mueble se desprenda.
7. Encaja el mueble atendiendo al sistema de enganche del que se trate.
8. Revisa que la estructura del mueble ha quedado a nivel y, si no es así, corrígelo con los tornillos de herraje.