La iluminación no es solo un elemento funcional de nuestros hogares. Iluminar una estancia se ha convertido en mucho más. Es una suerte de combinaciones que nos llevan a destacar detalles, elementos, objetos, disimular carencias o reforzar aquello que caracteriza de manera singular alguna de nuestras habitaciones.
Ahora que vienen días en los que la luz natural nos va a acompañar menos horas y, por lo tanto vamos a tener encendida la eléctrica casi durante todo el día, puede ser buen momento para plantearnos hacer una renovación de las lámparas de nuestro hogar. Vamos a ello…
Como cada vez que vamos a decorar una habitación tenemos que tener en cuenta varios aspectos. Qué habitación es, para qué la usamos, tamaño, distribución de los muebles…Si vamos a cambiar la iluminación del salón podemos elegir entre miles de opciones. Para empezar, una lámpara de techo, bien de cristal o de vidrio, muy recargada, con formas geométricas rectas, minimalistas…todo cabe siempre que lo sepamos encajar de manera armónica en nuestro salón. Las últimas tendencias nos llevan a optar por lámparas de metales de tonos cálidos, en bronce o cobre, incluso en oro rosa, dando imagen a la estancia de una antigua fábrica, o utilizando bombillas de filamento LED, que son similares a las antiguas de tungsteno, pero con todas las ventajas del LED.
Y si eres un auténtico manitas, qué tal si tú mismo haces tu lámpara. Las lámparas DIY son lo más. No se necesita mucho presupuesto, solo tener imaginación y ser diestro en los trabajos manuales de toda la vida. Ahí van algunas ideas…usando hilo de cáñamo para envolver una pelota que después desinflaremos, luego introducimos en la estructura luces y ya tenemos una interesante lámpara. Podemos también comprar una de papel, simple, blanca, y con ayuda de plumas, pegamento y poco más, transformarla en una lámpara sofisticada. Trabajos de ganchillo, cucharillas de plástico, paneles dibujados por nosotros mismos…por ideas, que no quede.
También podemos incluir puntos de luz en el techo, orientados a determinadas áreas…biblioteca, rincón de lectura, cuadros o sobre la mesa. Jugar con lámparas de pie, colocadas junto a una butaca, cerca de un mueble grande o en un rincón, para evitar que queden zonas en completa penumbra. Estas lámparas pueden ser de un solo pie cayendo la zona de luz hacia abajo, con trípode, proyectando la luz hacia el techo, incluso regulables, para según el momento del día en que la vayamos a utilizar.
Pequeños focos con luz vertical, proyectada hacia arriba y hacia abajo, o apliques, colocados en la pared, también es otra opción de iluminación indirecta que genere un ambiente cálido y acogedor a nuestro salón en estos días en los que las inclemencias del tiempo nos inviten más a quedarnos en casa que a salir a la calle.
En el dormitorio es fundamental una lámpara en cada mesita, y con una altura adecuada para evitar hacer posturas extrañas cuando estemos leyendo en la cama. También contaremos con lámpara en el techo para iluminar toda la estancia, siempre con luz cálida. Si el dormitorio cuenta con zona de estudio o despacho, un flexo o lámpara pequeña que distribuya la luz sobre la zona de trabajo es básica. No olvidemos colocarla a la derecha o la izquierda según quien use el escritorio sea zurdo o diestro. Y focos sobre el armario nos ayudarán a encontrar la prenda con la que nos sintamos más cómodos cada día.
Cocina y baños deben contar con una luz potente en el techo para la iluminación habitual para realizar las tareas habituales, y luego jugar con tiras de LED bajo las baldas, estantes o luces dicroicas para generar una iluminación más dirigida a crear ambiente de relajación, como cuando tomamos un baño de espuma, o simplemente, decorar, sin más.
¿Y si nuestra casa tiene escaleras? No podemos descartar el iluminar los escalones. Y, para esto, hay muchas opciones. Colocar un punto de luz en la pared, dirigido a cada uno de los escalones o bajo ellos.
Una tendencia de los últimos años es abrir huecos en la pared donde ubicar elementos decorativos e iluminarlos con luces dicroicas. Esto lo podemos hacer en cualquier habitación, por ejemplo en el cabecero de la cama, en las escaleras, en el salón…
Y en el caso de la elección de colores, todo dependerá del protagonismo que le queramos dar a la propia lámpara. Tonos intensos, siempre armonizados con el resto de la estancia, si queremos hacer de nuestra lámpara el centro de atención, o bien líneas sencillas y tonos suaves si no pretendemos sobrecargar.
En todo el artículo hemos utilizado un término que no debemos pasar desapercibido. La iluminación LED.Y es que si queremos cuidar del medioambiente y ahorrar en nuestra factura de la luz no podemos obviarla.
La iluminación LED (Light Emitting Diode, según sus siglas en inglés) consiste en un diodo semiconductor que emite luz al ser alcanzado por una corriente eléctrica. Produce menos emisiones CO2 y no contiene mercurio u otras sustancias peligrosas, no emite rayos ultravioletas ni infrarrojos, no dañan las células del cuerpo ni son cancerígenas. La vida útil de una bombilla convencional es de 1000 horas, mientras que una LED puede durar hasta 30 veces más que una fluorescente y 3 más que una de bajo consumo. Más resistentes, emiten luz más cálida y nítida., su luminosidad es equilibrada… Aunque de primeras el desembolso pueda ser mayor, a la larga el ahorro es considerable.
Con todas estas ideas, ¿quién se resiste a darle otro ambiente a su casa?