Noelia M. Estebané. Con la llegada del otoño, los armarios y vestidores emprenden, a la inversa, el mismo camino que recorrieron durante la pasada primavera: las sandalias, camisetas y bikinis vuelven a sus cajas, altillos y fondo de los cajones, a la par que reaparecen, tras meses de letargo, las botas, bufandas y abrigos que se mostrarán prestos a cumplir su misión hasta bien entrado el año que viene.
Igual que se produce este efecto renovador en la ropa de temporada, el cambio de estación es también una buena oportunidad para adaptar la decoración de la vivienda, introduciendo pequeños elementos que aporten calidez a cada estancia durante los meses más fríos. Disponer de un ambiente acogedor en la casa no tiene por qué suponer costosas reformas ni complejas obras; basta con realizar sencillos ajustes que permitan conseguir ese ‘look’ otoñal en el hogar.
Los colores otoñales
Los tonos ocres, mostazas, rojizos, marrones, verdes oscuros y anaranjados dibujarán los campos y sierras de todo el país durante lo que queda de 2018 y, por ello, son los colores más propicios para darle concordancia a la vivienda con la nueva estación que llega.
El pasado año, tonalidades como el Autumn Maple, un marrón anaranjado, o los tostados Butterum o Capuccino fueron las apuestas del Pantone Color Institute para esta época del año, combinados con otros colores más vibrantes, como los púrpuras, encabezados por el Ultra Violet (nombrado el color del 2018), la línea de los Cravings (rojos intensos y naranjas albaricoque), el binomio rosa-toffee o los verdes en sus variantes más intensas.
Ahora bien, para preparar el hogar para los días gélidos y faltos de luz al tiempo que se aplican las últimas propuestas en decoración de interiores, este organismo de referencia ha adelantado la paleta de colores que imperará en 2019 y, curiosamente, encaja a la perfección con el espíritu propio de la otoñada. En este sentido, la recién presentada línea New Age promueve un mensaje de mestizaje a través de tonos tierra que evocan a la madre naturaleza. Por el momento, colores como el Lino, el Terracota, el Rojo Granero, el Amarillo Cadmio o el Azul Deslumbrante forman parte de esta colección cromática, que mezclada con otros colores neutros y objetos decorativos dorados y metalizados, consigue esa calma y luminosidad que las sombrías noches de otoño reclaman. Y es que, además, esta temporada entra en juego el denominado estilo Lagom, el sucesor del Hygge danés, donde el equilibrio y la armonía son la clave.
Productos de temporada
En cuanto al mobiliario, para aportar ese toque hogareño, no hay mejor material que la madera. De ahí que se convierta en un ‘must-have’ de la decoración otoñal, proclamándose como protagonista absoluta en cualquier espacio. Los muebles de madera natural, especialmente si tiene cierto aire retro o un aspecto desgastado y envejecido, los revestimientos de suelo y techo y los objetos decorativos hechos a partir de este noble material rememoran el aspecto que presentan los bosques en estas fechas. Los anillos y nudos naturales de las piezas, por su parte, agudizan aún más sus propiedades, dando la sensación a los habitantes de estar morando en una acogedora cabaña en los Alpes.
Si, además, la vivienda cuenta con chimenea, una pila de troncos junto al fuego confiere mayor confort al ambiente, aunque para aquellas casas que no dispongan de este elemento, las velas se configuran como un buen sustituto para crear una atmósfera agradable en todas las estancias, completando la iluminación con lámparas auxiliares estratégicamente situadas por el inmueble.
Junto a esto, los detalles de estilo ‘vintage’, como teléfonos, vajillas, viejas maletas, candelabros o piezas auxiliares antiguas completan el efecto buscado, mientras que en los baños se imponen las elegantes bañeras de pie y los jabones artesanales que dejan entrever las materias primas usadas en su elaboración.
También es interesante emplear los productos de temporada en la decoración de interiores. ¿Quién no asocia las calabazas o las piñas con la llegada del frío? Utilizar estos artículos como elementos de ornamentación es un sencillo truco para amoldar la vivienda a la nueva época del año. Una guirnalda hecha con ramitas secas para colgar en el recibidor, un cesto de rafia lleno de piñas, un jarrón de cristal con hojas secas y hierba o pequeñas calabazas pintadas como centro de mesa son algunos de los ejemplos sobre cómo usar estos objetos naturales en la decoración del hogar.
Y no hay que dejar las coronas para Navidad. Se trata de una bonita forma para recibir a las visitas -que además están de moda- y en las cercanías de la vivienda será fácil encontrar materiales de singular belleza para emplearlos en el diseño de las mismas, dándole un estilo único y personal incluso antes de acceder al inmueble.
Al abrigo de los textiles
Entre los elementos imprescindibles para conseguir ese ‘look’ otoñal en la vivienda, no podían faltar los textiles. Con la bajada de temperaturas, lo más apetecible es acurrucarse en el sofá o en la cama entre abullonados cojines y gruesas mantas mientras cae la lluvia tras los cristales.
En la actualidad, la tendencia en este aspecto pasa por la fusión de diferentes texturas y estampados, con especial predominancia del glamuroso terciopelo, las fibras naturales con ‘prints’ étnicos, los flecos o los patrones florales de inspiración nipona, especialmente usados en los cojines. Los más habilidosos también pueden practicar el Splatter, una nueva técnica de ‘Do it yourself’ que consiste en salpicar con pintura elementos decorativos de diferente índole, desde papeles pintados, cortinas o cojines, hasta jarrones o vajillas. Por otro lado, la lana, la imitación de pelo de animal, el punto grueso o el crochet serán ideales para las mantas y plaids, que lucirán mejor si descansan doblados de forma casual en uno de los brazos o asientos del sofá, listos para ser usados cuando el frío apriete.