Se suele decir que todo está inventado, que las modas vuelven o tienen un origen en el pasado. Pues bien en lo que se refiere a puertas correderas podría decirse que es cierto que están de nuevo de tendencia, que viven un momento revival por el que son un elemento decorativo muy en boga.
En estilos rústicos, contemporáneos y nórdicos encajan a la perfección aportando un elemento práctico y a su vez de gran impacto estético. Porque además de su finalidad principal, optimizar y ganar espacio o dividir estancias, consiguen dar un toque único y diferente.
Porque otra de sus características es su versatilidad. Pueden permanecer ocultas, con la misma utilidad pero de manera discreta de forma enfoscada, dentro de un tabique. De modo que solo la abriremos y quedará a la vista cuando lo necesitemos o deseemos.
Sin embargo el diseño más rompedor y de dimensiones mayores es el que está al alza. Por supuesto, en habitaciones pequeñas como el salón o el baño es donde encuentran una mayor ventaja. Pero lo cierto es que también son llevadas a ambientes más amplios cobrando mayor protagonismo.
Y como apuntábamos al comienzo volviendo a sus inicios, recuperando el aspecto de antaño. Las barn doors o viejos portalones de tablones de madera son recuperados de los graneros y granjas.
Su tamaño y la necesidad de guías hacen que ocupen mayor lugar que las clásicas corredizas empotradas, pero sin duda son una apuesta fuerte y arriesgada por el diseño de interiores con resultados muy atractivos.
El material merece un capítulo aparte, pues encontramos gran variedad de modelos en el mercado. Podremos elegir la que más se adapte e integre en nuestra composición o la que rompa con todo. Ya sea de madera desgastada y herrajes de forja, de colores chillones o dibujos impresos, metálicas o con un toque oxidado. Sin olvidar las más empleadas, las de vidrio o cristal traslúcido, que consiguen dejar pasar la luz natural y dar una sensación de mayor amplitud.
(Fuente Micasarevista.com; Pinterest; decoración.facilisimo.com)