Los llamados huertos urbanos están de moda, las razones para crear un rincón verde en nuestra casa son muchas y de peso. Además de disfrutar de su belleza, aromas y colorido aportará a nuestra mesa productos de calidad, saludables y ecológicos, con la satisfacción de haber sido cultivados por nosotros mismos.
Sin embargo, existen también un buen número de excusas para que mucha gente no se atreva con este tipo de jardinería. Entre las excusas más frecuentes la falta de conocimientos, de espacio y de tiempo que dedicarle.
Es cierto que ver crecer nuestras plantas requiere un poco de atención y paciencia, pero trabajar la tierra con nuestras propias manos y disfrutar de sus frutos nos merecerá la pena. Y más que de espacio es una cuestión de planificación. Con un metro cuadrado en nuestra terraza, azotea o jardín será suficiente. O si lo preferimos los jardines verticales, que ya tratamos en un artículo en esta web, ofrecen estupendos resultados e impactantes efectos tanto en exterior como en interior.
¿Cuándo hay que regar, cómo abonar, cuándo recoger…? Las dudas son normales si no contamos con experiencia, pero no nos deben desanimar. En internet encontraremos todo tipo de tutoriales con un sinfín de recomendaciones paso a paso sobre su montaje y cuidados.
Los nuevos huertos urbanos se abastecen de técnicas tradicionales concentradas en dimensiones reducidas, solo hace falta seguir unos consejos básicos antes de ponernos manos a la obra.
En primer lugar es fundamental contar con luz directa en nuestro huerto o invernadero, perfecto para paliar el efecto del excesivo cambio término. Aunque dependerá de las necesidades de cada especie en general debe recibir 5 o 6 horas mínimo para facilitar la fotosíntesis, y en cuanto a la orientación hacia el sur será la más idónea.
Sin olvidar una toma de agua cerca para el riego. Podemos hacerlo manualmente con una regadera o una manguera con poca presión, o despreocuparnos colocando un riego por goteo. Dependerá de la época del año para activarlo una vez al día o incluso dos veces en los momentos de más calor. Encontrar la justa medida de humedad quizás nos lleve tiempo, pero de ello dependerá en gran parte el éxito de nuestra cosecha.
También es importante añadir sustratos vegetales y abonos orgánicos, un par de veces al año ya que este tipo de huerto en miniatura requiere un mayor aporte de nutrientes que un cultivo realizado directamente en el suelo.
Los recipientes que empleemos también hemos de asegurarnos cumplan unas condiciones de drenaje. A las típicas macetas y jardineras hay que añadir con opción los objetos de reciclaje muy de moda, cajones de madera o mesas de cultivo, muy prácticas y cómodas en lugares muy reducidos.
También es importante respetar las épocas de siembra y tener en cuenta qué queremos cultivar antes de comprar las semillas. Lo ideal y más estético es la variedad, aunque no todas las plantas se llevan bien unas con otras. Debemos consultarlo antes. Por ejemplo los tomates, no se pueden combinar con otras hortalizas como pimientos, berenjenas y patatas. También podemos optar por especies de cultivo rápido, como el rábano o la lechuga, e ir alternándolas. Tan solo nos quedará esperar a verlas madurar y disfrutar de la recolección, una actividad que tras un poco de trabajo y esfuerzo nos llenará de orgullo y también de sabor a nuestros platos.
(Fotos vía facilísimo.plantas.com: Pinterest;Ikea;lacerca.com)