El Mar de la Tranquilidad o Mare Tranquillitatis, es una extensa superficie en la que el 20 de julio de 1969, Neil Armstrong se convirtió en la primera persona en pisar la luna. Un mar lunar en el espacio, cuya observación aporta como el océano sensaciones de serenidad, quietud y calma.
Si lo que buscamos es evocar dichas emociones relacionadas con la paz, la higiene o la naturaleza, acertaremos si nos sumergimos en la gran variedad de motivos que ofrece la inmensidad del mar y confiamos en los efectos de la cromoterapia.
Para ello contamos con un amplio abanico de tonalidades de azules y verdes muy apropiados como fondo o por el contrario, en pequeños detalles decorativos y complementos. Turquesas, pistachos, añiles y limas contribuirán a darnos frescor y luminosidad. El mundo marino, su flora y fauna, olas, burbujas…todo vale y en cualquier estancia. No hace falta estar en la costa para servirnos del agua como inspiración y aportar un toque marítimo.
Hasta en una clínica dental en pleno centro de Granada, un colorido mural en forma de pecera puede llevarnos hasta las playas de una paradisíaca isla. Nada mejor para olvidar la frialdad de un centro médico y hacernos más agradable ese “mal trago” que supone para muchos pasar por el odontólogo, que proporcionar un ambiente relajado a través de un viaje allende los mares o por el misterioso fondo marino.
