El ladrillo visto es una tendencia decorativa muy en boga, cuya clave está en emplearlo en su justa medida. Es cierto que es propio de un estilo industrial, caracterizado por un aire frío y minimalista, sin embargo también puede presumir de poder aportar mucha personalidad y carácter allí donde se coloque.
El primer lugar es fundamental para no recargar, no excedernos. Por ejemplo, podemos optar por recubrir una columna, colocarlo solo en una o dos paredes de la habitación, como en la trasera del sofá o en la del cabecero, donde cobrará mayor protagonismo. Además es importante integrarlo correctamente con el resto de decoración, ya sea moderna, rústica o vintage.
Si no queremos hacer obra encontraremos en el mercados planchas de cerámica o imitaciones al ladrillo fáciles de colocar con los que se consiguen buenos resultados, aunque sin duda el ladrillo original posee características únicas. Sus propias imperfecciones lo hacen singular y siempre diferente.
Y es que podemos elegir entre una amplísima variedad de tamaños, materiales, precios, colores y acabados. Podemos dejarlo tal cual, medio enyesado o pintarlo por completo, con brillo o envejecido. Eso sí, siempre teniendo en cuenta la importancia de la iluminación, para que luzca mejor y sobre todo si optamos por tonos oscuros para su revestimiento.
(Fotos vía Pinterest;Milideas.net; decoración.facilisimo.com)